¡SAHARA, una experiencia única! Diecisiete días diferentes, llenos de felicidad.
El Sahara no solo es solo el lugar inhóspito que todos creemos donde solo pensamos que existe aquello que hemos visto u oído, es mucho mas; una parte del desierto donde hablamos de respeto, solidaridad, bondad, hospitalidad, generosidad, amistad…
Esto hace que la experiencia sea realmente interesante y única, te hace aprender cosas nuevas, valorar aquello que no valoramos, sentir sensaciones nunca antes tenidas y por supuesto crecer como personas, y darte cuenta de cosas que antes pasaban desapercibidas. (No se es más feliz por tener más o menos cosas, solo depende de la importancia que le demos, a veces lo mas mínimo puede ser lo más grande, y con eso es con lo que nos tenemos que quedar).
La sonrisa de un pequeño al recibir un simple caramelo, o los inmensos agradecimientos de los niños y mayores al recibir por ejemplo una gorra, o un objeto, sin importancia puede ser puede ser lo más bonito y gratificante de un día, pero solo por ver estas cosas merece la pena estar allí y saber lo que se siente.
Interesante también nuestra función allí, la de enseñar. En los colegio los niños agradecidos por hacerles ver que estudiar sirve de algo, que hay otras formas de aprender y que puede ser divertido. Estos niños los cuales nos aprecian, nos echan de menos incluso lloran a nuestro regreso a España, pero esta sensación no solo es suya sino de todos los que se quedan y vuelven, con la esperanza de volver a ir lo antes posible.
Padres, madres, hermanos, primos, son palabras que implican vínculos, unión entre personas de afecto, cariño, recuerdos… y que a nuestro regreso, es sencillo dirigirnos a nuestras familias saharauis en esos términos, porque durante nuestra estancia allí ellos han sido todo para nosotros, nos han ofrecido aquello cuanto tenían incluso lo que no, con la finalidad de darnos la máxima comodidad y felicidad, sin esperar nada a cambio, lo que les hace ser un pueblo humilde y hospitalario, por lo que pronto se aprecia y se le tiene cariño.
Por último, dar las gracias a todos mis compañeros de viaje por haber hecho que esta experiencia sea fantástica y no se olvide fácilmente, a todos los coordinadores y especialmente a los míos (Miguel y Cristina) por haber coordinado estas prácticas y hacer posible que hoy pueda estar contando todo esto, a mis compañeros los prácticos de la Madraza Bujari (Elena, Alba, Carolina, Sonia, Paz, Alejandra, Raquel, David, Javier y Nacho) porque sin ellos la experiencia no habría sido la misma, y no guardaría tan buenos recuerdos, a mis amigos en especial a Elena, Irene, Antonio, José María, Noelia, Mónica, Vanesa, David C., Fran, Félix, Javi, Eva, Ana, Merche, Raquel, Bea (perdón si se me olvida alguno) por hacerme disfrutar esta experiencia al máximo y por estar conmigo en uno de los momentos más inolvidables de mi vida y por último a mi familia, la Familia Ahmed Mohamed (Alamo, Jadad, Ahmed y Gali) por haberme hecho sentir como en casa, y por ofrecerme y darme todo lo que tenían. Gracias a todos por este viaje!!
También os dejo unas líneas escritas por una compañera (Carolina), las cuales comparto y creo que se pueden escribir aquí,
“Antes de ir, sabía que esta experiencia sería inolvidable e irremplazable y no cabe duda alguna de que lo ha sido y por eso os doy las gracias porque cada uno de vosotros ha aportado un granito de arena en ese gran desierto. Ojala y pudiera mirar el mundo del revés en aquellas tierras, donde los niños tuvieran un juguete para jugar y un libro para leer, donde las mujeres fueran mujeres y no víctimas de su cultura y donde las casas tuvieran un precioso jardín para disfrutar, pero esto es así, el mundo está mal repartido. Nosotros hemos puesto la alegría y el empeño para conseguir ese mundo con el que todos soñamos y no todos tienen.”
Escrito por Sergio Dorado 
"El Baúl, donde hay de todo" 
